martes, 26 de julio de 2011

“AUYENTE LAS SOMBRAS”

                                                                                                                                                                                           Ahuyente las sombras “SALMOS 23:4;”
Alguien podría discutir: «sí, pero resulta que ese Salmo no para ahí; dice que algunas veces tendremos que atravesar el valle de sombra de muerte».
Es cierto que dice eso. Pero usted también puede disfrutar de la vida en ese valle si está con su pastor. Esto es algo que he aprendido en los años: que no importa adónde vaya, si Jesús está conmigo, las cosas irán bien.
Él va a convertir ese valle de sombra de muerte en un salón de banquete para mí. Me guiará a pastos verdes. Me hará reposar al lado de aguas tranquilas. Velará para que yo tenga todo lo que necesite y para que disfrute de vida abundante aun en ese lugar aparentemente sombrío.
Por tanto, si Jesús dice que tenemos que pasar por el valle de sombra de muerte, no me preocupo, sino que digo: «pues bien, si hay que pasar, gloria a Dios, vamos. No temeré mal alguno porque Tú estarás conmigo».
«Pero tu diras: ¿y qué de la sombra de muerte?; ¿no le asusta?»
¿Por qué habría de asustarme? Mi Señor y Salvador es la persona más grande en el valle y Él está conmigo. Es más, una sombra no causa daño a nadie. Lo único que puede hacer una sombra es asustar. La sombra de un perro puede parecer tan grande como para arrancarle a usted la cabeza.
Pero cuando enciende la luz, se da cuenta de que el perro que está proyectando esa sombra tiene la mitad del tamaño que aparentaba y de que ni siquiera tiene dientes.
Recuerde eso la próxima vez que esté en un valle y el diablo trate de proyectar una sombra sobre usted. En vez de dejarse asustar por esa sombra, encienda la luz y deshágase de esa tontería...